domingo, 14 de junio de 2009

MASACRE EN PERÚ

Estimados amigos,

La tragedia en la Amazonia peruana enluta y sobrecoge a ese pueblo hermano, a la vez que conmueve e indigna porque pudo haberse evitado.

Para muchos desprevenidos la información de la violencia y las muertes fue la primera noticia de una confrontación de intereses en esa rica región selvática. Pero como todo conflicto, tiene su origen, sus raíces y actores visibles e invisibles.

El origen es el compromiso asumido por el presidente Alan García al suscribir en enero pasado el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, y los decretos que aprobó con facultades especiales para implementar ese acuerdo. Entre ellas, las facilidades para la explotación petrolera y gasífera en la Amazonia, y la eliminación de aranceles sobre más de las dos terceras partes de los productos industriales y de consumo, incluyendo los productos agrícolas norteamericanos.

Esa perspectiva, ya puso en marcha hace más de un año la protesta de las comunidades indígenas, pero también de sectores de la producción campesina o a los mineros artesanales. Alan García y George Bush firmaron el TLC a mediados de enero pasado y el acuerdo entró en vigencia en febrero. Las comunidades indígenas denunciaron que los decretos oficiales “abrían las puertas a la explotación y al control de sus tierras ancestrales por grandes empresas transnacionales, y al deterioro de los cursos de agua y de la biodiversidad amazónica”.

Reclamaban no haber sido jamás consultados como prescribe el convenio 169 de la OIT. Alan García llevó a la práctica su discurso habitual de menosprecio por los indígenas y promulgó los decretos sin ese diálogo y consulta previa. Su actitud fue más la de un testaferro de los intereses de las grandes compañías que la de un defensor de los derechos, la soberanía y el bienestar de todos los peruanos.

Tras casi dos meses de movilizaciones de las comunidades indígenas que rechazaban los decretos y exigían una negociación, Alan García dio la orden de reprimir. Y en la madrugada del 5 de junio cientos de policías fueron enviados para dispersar por la fuerza a miles de indígenas. Una actitud autoritaria e irresponsable, sino perversa, porque el presidente sabía que esas acciones iban a generar resistencia y seguramente víctimas entre ambas partes enfrentadas. Ahora, con la complicidad de los grandes medios de comunicación peruanos e internacionales, Alan García pretende ser la encarnación del “orden y el progreso” para su país, y utiliza a los muertos como prueba de que “con estos salvajes no se puede negociar”. Y para ello exhibe los cuerpos de las víctimas policiales, embarcados por “orden superior” en un combate de pobres contra pobres, para beneficio de los intereses de las transnacionales.

Alan García, junto con Alvaro Uribe en Colombia y Felipe Calderón en México, son las “fichas” con las que todavía cuenta el neoliberalismo en América Latina. Y no es únicamente un modelo económico. Como las dictaduras y las dictablandas posteriores que sostuvieron esas políticas en el continente, también apelan a la violencia, a la represión y al miedo para imponer el control social.

Pero es posible que esta acción irresponsable y criminal de Alan García, tenga el efecto contrario al que buscaba el presidente. Ya no son los indígenas los únicos que reclaman por el avasallamiento de su tierras ancestrales y de los recursos naturales que pertenecen a todos los peruanos. Otros sectores se suman a las protestas y desnudan las verdaderas intenciones del gobierno de Alan García, de abrir las puertas a los depredadores que ya fueron expulsados por los movimientos populares en otros países hermanos del continente.

Por eso es fundamental no dejar la información en las manos de los amanueses de la globalización excluyente y colonialista. Que no nos cuenten ellos nuestra propia historia y nuestra propia realidad. Tejamos red con nuestra gente, con sus relatos, sus experiencias, sus testimonios. Desde y con sus luchas.
Un cordial saludo.

Carlos,
SERPAL
Servicio de Prensa Alternativa

Fuente: http://revista.blog.pangea.org