miércoles, 29 de julio de 2009

La Pachamama

Preparándonos para la próxima celebración en Tres Arroyos, recordamos parte de su significado...

¡kusilla!

Una de las herencias del imperio incaico en nuestras tierras, fue la adoración a la Madre Tierra, según algunos la denominación correcta es Mamapacha, ya que así se la denomina en el Perú. Mama: madre y Pacha: universo, mundo, tiempo o lugar (recordemos que en quechua Tierra es ashpa o allpa) por lo tanto Pachamama sería la madre de la tierra, madre del lugar o madre del cerro. La deformación de Mamapacha se debió a la interpretación local del quechua (lengua no originaria de nuestras tierras) por parte del cacano, el lule o el tonocoté.

Sin duda en todo el Noroeste Argentino esta celebración se hace para agradecer, pedir y bendecir los frutos que nos ofrenda la Madre Tierra; en algunas poblaciones el rito es más acentuado, pero en casi todos los casos esta veneración se acompaña también con ceremonias religiosas de profunda raigambre y de hondo sentir tradicional.

Es poder de la Pachamama hacer crecer las cosechas, multiplicar el ganado, cuidar los animales silvestres y bendecir a los artesanos. Los festejos en su honor son en agosto.

En algunos pueblos del norte la Pachamama se personifica con una mujer de rasgos indígenas, medio retacona, con sombrero aludo y a quien siguen un perro negro, una víbora que le sirve de lazo y un quirquincho.

Ofrendas

En las sendas de los cerros se encuentran cada tanto amontonamientos de piedra llamados apachetas que tienen un doble sentido: guiar a los viajeros y ser un altar en el cual se dejan ofrendas de diversas características: hojas de coca, vino, chicha, aloja, comida, cigarrillos, yerba, etc. Estas apachetas son bien recibidas por la Madre Pacha que ayudará a los peregrinos a llegar a destino sin inconvenientes.
Cada vez que se va a sembrar, cosechar, marcar la hacienda o correr el ganado, se cava un hoyo y en él se depositarán las ofrendas… es lo que se llama corpachar o dar de comer a la tierra.

Sabías que?... en algunas traducciones kusilla significa ¡se propicia! y en otras lo interpretan como: ¡ayúdame!.

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